Sospecho que nos pasa a todos. A mí, desde luego. Hoy mismo. Otra vez. Es un tormento llorar al amigo y añorar al maestro. La misma pregunta arañando el alma nunca restañada. ¿Qué hubiera escrito Gistau? Tenía material para cincelar una de esas columnas suyas con sorna, enjundia y tiro certero.